Semana Santa en Bélgica! Primera parada: BRUSELAS

¡Hola de nuevo!

Hemos estado un poco perdidos por aquí, pero preparaos que el blog viene cargadito!! En este post queríamos contaros nuestra visita a la ciudad Bruselas durante el mini road trip por Bélgica que hicimos la semana santa del año pasado. ¿Os animáis a revivirlo con nosotros?

La ruta

Nuestra primera parada era Bruselas, donde íbamos a pasar 3 días para luego alquilar un coche e ir hacia Brujas y pasar allí dos noches. Después seguía Gante, donde estaríamos un día y medio, y finalmente nuestra última parada era Lovaina, para hacer noche y visitarla antes de volver de nuevo a Bruselas para coger el avión de vuelta a casa. Desafortunadamente, estos planes cambiaron un poco durante nuestra estancia ya que el día que teníamos que irnos para Brujas ocurrieron los atentados del aeropuerto de Zaventem y el metro de Bruselas y nos fue imposible salir de la ciudad. Pero que no cunda el pánico, que no nos pasó nada, a excepción del susto y el mal cuerpo que te queda… La ruta no se vio alterada, pero sí los días que queríamos destinar a Brujas y Gante, que os contaremos en el siguiente post!

Bruselas

Día 1: Salimos hacia Bruselas en sábado. Nuestro vuelo, como de costumbre, salía muy temprano (a las 6 de la mañana para ser exactos…) y así poder aprovechar al máximo nuestro primer día en la ciudad. Cuando llegamos al aeropuerto cogimos un tren que nos llevaba a la estación central de Bruselas. El viaje es muy cortito, de unos 15 minutos, y nos costó 8,60€ a cada uno. Cogimos el billete sencillo ya que para la vuelta al aeropuerto íbamos a ir con el coche de alquiler. De la estación central cogimos metro hacia el AirBnb donde nos alojábamos. Descubrimos Airbnb hace 2 años y medio en nuestro viaje por la Costa Oeste de Estados Unidos y nos encantó la experiencia, así que decidimos repetir en Bruselas. Después de llegar a la casa y hablar con Ane, la propietaria, que nos dio un mapa y algunas indicaciones sobre qué ver, nos fuimos directos al centro.

En primer lugar fuimos a visitar el edificio de la Bourse, que se encuentra muy cerca de la Grand Place. Nos llamó mucho la atención que está en una calle muy céntrica pero que estaba cortada al tráfico, así que podías pasear tranquilamente y hacer fotos sin coches de por medio. Después tomamos la Rue des Harengs hacia la Grand Place, donde se encuentra el ayuntamiento y está rodeada por casas gremiales. Los edificios barrocos están llenos de motivos dorados y símbolos de los gremios a los que pertenecieron. Ahora la mayoría albergan restaurantes y cafeterías. Es una plaza un poco gris y, además en nuestro caso, el día no acompañaba mucho. De allí nos dirigimos al “símbolo” de Bruselas: el Manneken Pis, la figurita del niño que hace pis en una fuente y al que le van cambiando la ropa cada día. De camino nos encontramos con el primer mural de pared en un edificio: ¡el de Tintín!. Para los que no lo sepáis, Bruselas es muy popular por el cómic y hay muchas paredes de edificios con murales pintados con personajes de cómic que le dan mucha vida a la ciudad. Existen varias rutas que recorren las calles donde se encuentran estos murales y en Bruselas se pueden encontrar mapas con las diferentes rutas del arte mural. Pero si sois de llevarlo todo planeado de antemano, podéis buscar qué murales ver y diseñar vuestra propia ruta consultando esta página sobre turismo en Bruselas o este post del blog Salta Conmigo.

Edificio de La Bourse
La Grand Place

Manneken Pis

También fuimos a ver a la “hermana” del Manneken, la Jeanneke Pis, que se encuentra en una callejuela llamada Impasse de la Fidélité y quedaba cerca del restaurante donde queríamos comer. Al salir del restaurante nos dirigimos hacia la catedral de Saint Michel et Gudule y de allí al Museo del Cómic (Museé Belge de la Bande Dessinée) en la Rue des Sables.  La entrada nos costó 10€ y el museo tiene diferentes salas y exposiciones permanentes y temporales. Entre las permanentes podéis ver algunas como la de la creación de la tira cómica, otra sobre Los Pitufos o sobre Hergé antes de crear los cómics de Tintín. Para los fans del cómic, este museo es un must!

Interior del Museo del Cómic

Después de visitar el museo dimos una vuelta por el centro de Bruselas, buscamos algún mural de pared más e hicimos una ronda de reconocimiento de las tiendas que tenían buen chocolate belga! Ah, y también nos encontramos con el Zinneke, la versión en perro del Manneken, en la Rue des Chartreux con la Rue du Vieux Marché aux Grains, por si os interesa… 😉

 

Día 2: En nuestro segundo día en la ciudad desayunamos en el AirBnb donde nos alojábamos y nos pusimos en marcha en seguida. Queríamos dedicar la mañana a visitar los museos de arte: el museo Magritte y el de Arte Antiguo. Ambos se encuentran en la Plaza Real y forman parte del conjunto de museos de bellas artes de la ciudad. Nosotros escogimos estos dos porqué solo queríamos invertir una mañana y porqué eran los que albergaban las obras de arte que (creíamos) más nos interesaban. La entrada combinada (para los dos museos) nos costó 13€, si no se quiere visitar el Magritte, cuesta sólo 8€. El Magritte se abrió en 2009 y a pesar de ser uno de los más recientes, es muy popular ya que alberga una gran colección principalmente de arte surrealista y del artista belga René Magritte. A Pau le encanta el surrealismo y tenía muchas ganas de ver las obras más conocidas de Magritte, aunque algunas de ellas no se encuentran aquí y estan en otros museos del mundo… Esto nosotros lo desconocíamos (no somos precisamente unos “culturetas” en arte… hehe) así que fue un poco decepcionante. Además, algunas obras estaban cedidas temporalmente a otros museos y nos tuvimos que conformar con las “menos conocidas” de Magritte. Sin embargo, creemos que vale la pena visitarlo. En cuanto al museo de Arte Antiguo, es donde podréis encontrar mucha obra de Rubens y otros artistas flamencos. En resumen, a nosotros, a pesar de la decepción de no poder ver algunas de las obras más conocidas de Magritte, nos gustó más este que el de Arte Antiguo, pero para gustos… colores! 😉

Jardines del Mont des Arts

Plaza Real

Al salir de los museos fuimos a comer y por la tarde queríamos ir al Parlamentarium, el centro de visitantes del Parlamento Europeo y al Hemiciclo. Cuando llegamos, vimos que éste último estaba cerrado (sólo abren de lunes a viernes), así que tuvimos que conformarnos con visitar el Parlamentarium y dejar el Hemiciclo para al día siguiente. La entrada al Parlamentarium es gratuita y el centro muestra de una manera muy dinámica y visual la función del Parlamento Europeo y la Unión Europea, así como exposiciones sobre la historia contemporánea de Europa. Podéis obtener mucha más información sobre los horarios y qué ver en el Parlamentarium aquí. Si lo visitáis, pensad que para verlo bien hay que dedicarle al menos una hora y media. A nosotros nos dio poco tiempo de verlo bien y tuvimos que hacer la última parte rápido sin poder dedicarle el rato que merece porqué cerraban (a las 18h, horario europeo, claro!).

Después de la visita, como todavía quedaba algo de luz, decidimos acercarnos al Parque del Cinquentenario, donde hay un arco del triunfo que se empezó a construir en 1880 para conmemorar el 50 aniversario de Bélgica, aunque no se terminó hasta 1905.

Otro lugar de interés es el Palacio Real, que nosotros vimos por fuera de camino al Parlamento Europeo, justo después de visitar los museos.

Palacio Real

Y como ya sabéis, nos encanta volver a los sitios en diferentes momentos del día, así que como teníamos tiempo nos acercamos a la Grand Place de nuevo para verla de noche. La verdad es que a nos gustó mucho más en este momento del día, con todos los edificios iluminados, que no durante el día nublado que la vimos y que lucía más gris.

La Grand Place

Día 3: Este día nos levantamos y nos lo tomamos con calma, ya que nuestro plan era visitar el Atomium por la mañana y el Hemiciclo por la tarde.

El Atomium es una construcción de hierro de 102 metros de altura que representa un átomo y se construyó para la Exposición Universal de Bruselas de 1958. Se encuentra en las afueras de Bruselas pero se puede llegar en metro, bus y tranvía. Nosotros fuimos en metro, es la línea 6 y hay que bajar en la parada Heysel. Después sólo hay que andar unos 5 minutos hasta llegar al Atomium. La entrada nos costó 12€. Al lado del Atomium también hay el parque Mini Europe, es como una representación de Europa en miniatura. Nosotros no lo visitamos pero si os interesa, hay entradas combinadas que incluyen la visita a las dos cosas (Atomium y Mini Europe). En el interior del Atomium hay diferentes exposiciones, algunas de ellas fijas y otras temporales, que se encuentran en las diferentes esferas que forman la estructura. Para llegar de esfera a esfera hay escaleras, a menudo mecánicas, que le dan un toque futurista con luces de distintos colores. También se puede gozar de unas buenas vistas a Bruselas desde lo alto del Atomium. Si planeáis visitar el Atomium por la tarde tened en cuenta que cierra a las 18h y la última admisión es a las 17.30h. 😉

Vistas des de lo alto del Atomium d el parque Mini Europe

Cuando finalizamos la visita volvimos a Bruselas y comimos algo rápido para estar a las 15h como muy tarde en el Hemiciclo. La visita es gratuita pero se hacen muchas colas para entrar y hay horarios establecidos. Cuando estás dentro (hay que pasar un control de seguridad y enseñar el DNI o pasaporte) te dan una audio guía y puedes empezar la visita, que dura más o menos una media hora.

Interior del Hemiciclo

Al salir del Hemiciclo fuimos andando al centro de Bruselas y decidimos ir en busca de algunos murales de pared más e hicimos una mini ruta. Para finalizar el día, quedamos con una amiga de Pau y fuimos a tomar una cerveza en el templo de la birra belga… el Delirium Café!

Café Delirium

Día 4: Sucesos inesperados… 🙁

Como os contábamos al principio del post, nuestro plan era pasar 3 días y 3 noches en Bruselas y al cuarto día ir a recoger el coche de alquiler en la estación de trenes central (la Gare du Midi) después de desayunar para dirigirnos a Brujas, nuestro siguiente destino en la ruta por Bélgica. Pues bien, nada más levantarnos a las 8 y poco de la mañana empezaron a sonar los móviles. Pau leyó los primeros mensajes de nuestros padres y amigos preguntándonos como estábamos. Nosotros no entendíamos nada. Entonces lo vimos por Twitter: había habido unas explosiones en el aeropuerto de Zaventem. Contestamos a todos y dijimos que estábamos bien, preparamos el desayuno y seguimos pendientes de las noticias. Cuando reservamos el coche de alquiler desde España teníamos la opción de ir a recogerlo en el aeropuerto de Zaventem, pero escogimos irlo a buscar a la estación central ya que de este modo no nos teníamos que desplazar tanto, así que en un primer momento pensamos que no tendríamos problemas y podríamos salir después de desayunar. Pero entonces ocurrió la explosión del metro y empezó el caos de verdad y las noticias de que se cerraban todas las estaciones de metro y tren por seguridad. Los propietarios del Airbnb nos dejaron su móvil para llamar a la oficina de alquiler de coches en la estación de tren central pero no nos cogían el teléfono. Lo intentamos varias veces y nada, probablemente habían cerrado por seguridad, por lo que decidimos esperar en casa por precaución hasta que tuviéramos más noticias.

A las 12 y pico, unas horas después del último atentado en el metro, y una vez el caos de sirenas que se oían por toda la ciudad cesó un poco, decidimos salir y acercarnos a la estación de tren para ver si nos podían informar de algo. Cuando llegamos la encontramos acordonada y unos policías armados nos dijeron a nosotros y a otros turistas que nos fuéramos, que no se podía entrar. Intentamos pedir información a otros policías que vimos y explicarles nuestra situación, a ver si nos podían dar alguna indicación, pero se limitaron a decirnos que no sabían nada, ni si volverían a abrir la estación de tren hoy o al día siguiente. Así que, resignados, y sin más información, volvimos para casa con el ánimo por los suelos.

Comimos en casa y estuvimos allí hasta las 6 de la tarde, cuando decidimos salir a que nos tocara el aire. Nos acercamos a la Bourse, que se había convertido en el punto de encuentro de la gente para denunciar los atentados. Nos quedamos poco rato ya que nuestros familiares, preocupados, nos decían que evitásemos los lugares con mucha gente. También fuimos a la Grand Place donde, a diferencia de los otros días, no había nadie. Era una sensación extraña: el bombardeo de noticias durante todo el día, el vivir algo así tan de cerca, la incertidumbre, las ganas de dejar Bruselas atrás… Después de una hora fuera, volvimos a casa y continuamos mirando opciones para salir de la ciudad, ahora que parecía que todo estaba más calmado. Por Twitter y otras redes sociales había gente que se ofrecía a llevar a otras personas en su coche particular. Buscamos mensajes de gente que fuera hacia Brujas pero lo descartamos porqué no sabíamos si luego podríamos alquilar un coche allí… Así que pasamos esa noche en el Airbnb. Los propietarios esperaban a otra pareja que no pudo llegar ya que les desviaron a otra ciudad por no poder entrar en Bruselas, y nos pudimos quedar esa noche extra.

A la mañana siguiente vimos que empezaban a restablecer el transporte y abrir estaciones, así que cogimos nuestras cosas y nos fuimos hacia la estación de tren donde teníamos que recoger el coche el día antes. Después de pasar un par de controles de seguridad de militares llegamos a la oficina de alquiler y pudimos conseguir nuestro coche. Un día más tarde, y con el mal cuerpo que te dejan estos sucesos, emprendimos finalmente nuestra ruta hacia Brujas y el resto de Bélgica!

La Grand Place vacía…
Concentración de gente para manifestarse contra el terrorismo delante de La Bourse

Todo esto tan solo hizo que perdiéramos un día de nuestro viaje, aún quedaban muchos otros por delante. Hubo personas en Bruselas que perdieron mucho más que un día. Y hay gente en otras partes del mundo que ha perdido mucho más por guerras y conflictos absurdos.

·· Being human is given, keeping our humanity is a choice ··

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